martes, 3 de febrero de 2009

CABEZA DE VACA, intrahistoria de nuestra Historia.


Sobre la autobiografía de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Naufragios y comentarios, se levanta esta película. Describe los ocho años que pasaron perdidos los cuatro supervivientes de entre 300 después de que su barco naufragase frente a las costas de Florida. Se convirtieron en esclavos, comerciantes y curanderos, recorrieron la frontera entre México y Estados Unidos, convirtiéndose en un mito viviente entre los indios, hasta que volvieron en 1536 a territorio ocupado por los españoles.
¿Cómo filmar estos años de abandono, de pérdida, de extravío, entre gentes totalmente desconocidas, en terrenos donde ningún blanco había puesto sus pies, cuando hacía sólo 25 años que se tenía constancia de este nuevo continente? Echevarría no es el Malick de El Nuevo Mundo (The New World, 2005), con su personal y discutible acercamiento al tema; no es el Scott de 1492: La Conquista del Paraíso (1492: Conquest of Paradise, 1992), con su visión plana y culturalmente impositora. Es un director mexicano curtido en el campo del documental etnográfico, que utiliza su experiencia para acercarse a esta serie de choques culturales, perlados de toques de genialidad, como en la última escena, donde una treintena de soldados portan una enorme y resplandeciente cruz metálica entre lo que parece ser un lago secado bajo un sol que pesa más que la propia cruz, y con un tamborilero que marca el ritmo de la misma forma que si estuviese en galeras.
¿Cómo interpretar a un aventurero que sobrevive a un naufragio, un cristiano convertido en chamán? Juan Diego, actor destacado por su continencia escénica, es aquí un ser histriónico, todo gestos y expresiones hiperbólicas que contrarresta un guión con poco diálogo. Pero ¿es que podría imaginarse de otra manera?
Echevarría realiza un acercamiento bastante honesto a lo que pudo suceder en un momento histórico que nos resulta más lejano que cualquier invasión alienígena (que, recordemos, nunca hemos sufrido), a pesar de que el cine iberoamericano posee una nula tradición de trabajos basados en esta época, y en nuestra historia en general. Y cuando al final alguien se decide a contarla, somos incapaces de mantener una postura objetiva. Mientras los estadounidenses crearon un género a raíz de su guerra civil, el Western, nosotros seguimos anclados en el maniqueísmo de malos contra buenos, buenos contra malos.
¿Para cuándo auténtico cine sobre nuestra historia? No es necesario un gran presupuesto, sólo directores y productores valientes. ¿Por qué Amenazar se atreve con un relato de la Grecia clásica, pero con la batalla de Mühlberg? ¿Estaremos condenados a versiones alatristenianas de nuestra historia? ¿O a películas comisionadas tipo La conquista de Albania (Alfonso Ungría, 1984)?
Echevarría se atrevió, pero ocurrió en el contexto del V centenario del encuentro. Ya ha transcurrido veinte años, tanto tiempo como el que pasó desde la llegada de Colón al naufragio de Cabeza de Vaca.
Pero esto, parece ser, es otra historia.



Ficha técnica:
Caveza de Vaca (1991)
País: México, España, Estados Unidos, Inglaterra
Director: Nicolás Echevarría
Guión: Nicolás Echevarría y Guillermo Sheridan basados en la autobiografía Naufragios y comentarios
Fotografía: Guillermo Navarro
Montaje: Rafael Castanedo
Duración: 112 min
Reparto:
Juan Diego: Álvar Núñez Cabeza de Vaca
Daniel Jiménez Cacho: Dorantes
Roberto Sosa: Cascabel/Araino
Carlos Castañón: Casillo
Gerardo Villarreal: Estebanico

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