Ahora que estamos en plena Navidad, rodeados de villancicos cual amanecer en Pyongyang, y esquivando las cenas de compromiso lo mejor que se puede para no arruinarte el bolsillo, piensa uno que el cine es un buen ejercicio escapista donde puedes elegir libremente.
Con la entrada en la mano, viendo que en dos semanas te han subido 0,20€ sin saber muy bien por qué, esperas que tu elección sea realmente buena, o por lo menos para tu acompañante. En la entrada pone Deseo, peligro, de Ang Lee. Sabiendo que la película dura alrededor de dos horas y media, que se ha clasificado X en Estados Unidos, y quien la interpreta es una auténtica desconocida, te esperas, cuanto menos, un festival sicalíptico.
Lo que encontramos es una historia donde la carga sexual se desvanece entre giros en el tiempo, lealtades y traiciones ad hoc, un triángulo amoroso que se queda cojo, y la demostración de que da igual la cultura a la que pertenezcas porque la globalización antropológica nos ha vuelto a todos igual de mezquinos por momentos.
Apoyado por unas magníficas interpretaciones de Tang Wei (la amante, un explédido descubrimiento), Tony Leung (el marido) y Joan Chen (la esposa), Ang Lee crea unos personajes que no sabe cómo contextualizarlos, o por lo menos no quiere mostrarnos cómo son realmente, ya sea para anteponer las sensaciones que pueda captar el espectador sin saber sobre sus situaciones personales; o porque a Lee no le interesa en el fondo esa parte intrahistórica. El hecho es que ni los tres protagonistas ni los secundarios saben realmente qué hacer, ignoran su pasado, y sus acciones parecen estar conectadas simplemente por el hecho de estar siendo invadidos por Japón.
El matrimonio filojaponés son los personajes más íntegros, en el sentido de que llevan hasta las últimas consecuencias sus acciones. Ella parece ser la única que encuentra su lugar en la película, sin cambiar de actitud haya invasión o no, le sea su marido fiel o no; lo que le importa de verdad es no aburrirse mientras compra y juega al mahjong. Él se porta con su amante como con los miembros capturados de la resistencia, de forma sádica, aunque siempre fiel a Tang Wei: no la engaña, siempre le deja claro las cosas, incluso le hace regalos más allá de los esperados por una amante. En cambio Tang Wei parece no saber desenvolverse entre su virginidad y su amante, entre su amor platónico y su amor hipercarnal, entre lo presente y el futuro que-seguro-será.
Aquí radica el quid de esta película, entendiendo que lo que ha querido rodar Lee no es tanto una historia de amor turbio (¿amor?) sino el descubrimiento del amor a través del sexo más animal, y animal no por la forma de practicarlo, sino por el resultado que conlleva.
Habría que comentar la importancia de Lee-Hom Wang, el cabecilla de la resistencia estudiantil, tan soso como sieso, infeliz post-púber con un gran saco vacío a llenar con su militancia y su lealtad a China, en vez de vivir su vida, consumar con Tang Wei, y olvidar el intento/amago de vengar a su hermano (decir que la película presenta el sexo como algo útil, donde la experiencia prevalece sobre el amor, como al final ocurre con la amante, donde cada encuentro sexual que tiene con el filojaponés le aleja un poco más del estudiante militante, finalizando en una tragedia sinsentido).
En definitiva: Ang Lee se maneja con gran soltura casi en cualquier terreno que le pongan, desde Hulk hasta El banquete de bodas, pasando por Brokeback Mountain o Tigre y dragón, lo cual no quiere decir que resuelva ninguno de ellos con gracia, de momento. Esperemos a la siguiente.
Con la entrada en la mano, viendo que en dos semanas te han subido 0,20€ sin saber muy bien por qué, esperas que tu elección sea realmente buena, o por lo menos para tu acompañante. En la entrada pone Deseo, peligro, de Ang Lee. Sabiendo que la película dura alrededor de dos horas y media, que se ha clasificado X en Estados Unidos, y quien la interpreta es una auténtica desconocida, te esperas, cuanto menos, un festival sicalíptico.
Lo que encontramos es una historia donde la carga sexual se desvanece entre giros en el tiempo, lealtades y traiciones ad hoc, un triángulo amoroso que se queda cojo, y la demostración de que da igual la cultura a la que pertenezcas porque la globalización antropológica nos ha vuelto a todos igual de mezquinos por momentos.
Apoyado por unas magníficas interpretaciones de Tang Wei (la amante, un explédido descubrimiento), Tony Leung (el marido) y Joan Chen (la esposa), Ang Lee crea unos personajes que no sabe cómo contextualizarlos, o por lo menos no quiere mostrarnos cómo son realmente, ya sea para anteponer las sensaciones que pueda captar el espectador sin saber sobre sus situaciones personales; o porque a Lee no le interesa en el fondo esa parte intrahistórica. El hecho es que ni los tres protagonistas ni los secundarios saben realmente qué hacer, ignoran su pasado, y sus acciones parecen estar conectadas simplemente por el hecho de estar siendo invadidos por Japón.
El matrimonio filojaponés son los personajes más íntegros, en el sentido de que llevan hasta las últimas consecuencias sus acciones. Ella parece ser la única que encuentra su lugar en la película, sin cambiar de actitud haya invasión o no, le sea su marido fiel o no; lo que le importa de verdad es no aburrirse mientras compra y juega al mahjong. Él se porta con su amante como con los miembros capturados de la resistencia, de forma sádica, aunque siempre fiel a Tang Wei: no la engaña, siempre le deja claro las cosas, incluso le hace regalos más allá de los esperados por una amante. En cambio Tang Wei parece no saber desenvolverse entre su virginidad y su amante, entre su amor platónico y su amor hipercarnal, entre lo presente y el futuro que-seguro-será.
Aquí radica el quid de esta película, entendiendo que lo que ha querido rodar Lee no es tanto una historia de amor turbio (¿amor?) sino el descubrimiento del amor a través del sexo más animal, y animal no por la forma de practicarlo, sino por el resultado que conlleva.
Habría que comentar la importancia de Lee-Hom Wang, el cabecilla de la resistencia estudiantil, tan soso como sieso, infeliz post-púber con un gran saco vacío a llenar con su militancia y su lealtad a China, en vez de vivir su vida, consumar con Tang Wei, y olvidar el intento/amago de vengar a su hermano (decir que la película presenta el sexo como algo útil, donde la experiencia prevalece sobre el amor, como al final ocurre con la amante, donde cada encuentro sexual que tiene con el filojaponés le aleja un poco más del estudiante militante, finalizando en una tragedia sinsentido).
En definitiva: Ang Lee se maneja con gran soltura casi en cualquier terreno que le pongan, desde Hulk hasta El banquete de bodas, pasando por Brokeback Mountain o Tigre y dragón, lo cual no quiere decir que resuelva ninguno de ellos con gracia, de momento. Esperemos a la siguiente.
Ficha técnica:
Se, jie (2007)
País: Estados Unidos, China
Director: Ang Lee
Guión: James Schamus y Hui-Ling Wang sobre una historia de Eileen Chang
Estreno: 14 de diciembre de 2007 (España)
Duración: 157 min
Fotografía: Rodrigo Prieto
Montaje: Tim Squyres
Reparto:
Tony Leung: Señor Yee
Tang Wei: Wong Chia Chi/Mak Tai Tai
Joan Chen: Yee Tai Tai
Lee-Hom Wang: Luang Yu Min
Cheng Hua Tou: Viejo Wu
Se, jie (2007)
País: Estados Unidos, China
Director: Ang Lee
Guión: James Schamus y Hui-Ling Wang sobre una historia de Eileen Chang
Estreno: 14 de diciembre de 2007 (España)
Duración: 157 min
Fotografía: Rodrigo Prieto
Montaje: Tim Squyres
Reparto:
Tony Leung: Señor Yee
Tang Wei: Wong Chia Chi/Mak Tai Tai
Joan Chen: Yee Tai Tai
Lee-Hom Wang: Luang Yu Min
Cheng Hua Tou: Viejo Wu
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