![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFHfXgGErUF2lEBTCTCHzosTSe5eISLlp2Eu78s9KE0sA6DnRB9SL-UZ63wqYcy8i1atv6HbyKvNV5t-pPFvHbrnA22YUwuk_SJ5VfRjS5sBqzeLe5B-WuQiTvdknHKqv_683N59engQ/s320/up-in-the-air-cartel1.jpg)
Perdonad el tono, pero me da rabia que casi haya caído en la trampa de Jason Reitman. Veamos primero el argumento. Clooney es un individuo que se dedica a recorrer el país despidiendo a la gente. Para más inri, en los aeropuertos, en los hoteles, se siente mejor que en casa. Con tanto viaje el contacto familiar y las amistades tienden a cero, pero él, a falta de preocuparle, lo pregona en sus conferencias: cuanto menos lleves en la mochila, mejor podrás moverte. Cuando llega una nueva compañera de trabajo que quiere revolucionar el negocio instaurando la videopatada, a Clooney se le caen los palos del sombrajo, ya que su meta en la vida es acumular tantas millas de viajes como pueda. Porque sí. Sin finalidad alguna.
El resto del argumento es menos marciano: Clooney, que nunca baja la guardia, justo se enamora de una casada, aprende lo que es el dolor, y retoma el contacto con su familia.
Por supuesto la trama está rellena de alambicados diálogos bienintencionados cargados de psicología a lo Spencer Jonson. No es de extrañar que en su país de origen se estrenase el 23 de diciembre, cuando los corazones almibarados estaban mejor preparados para acoger el mensaje falsamente positivo de la película: tranquilo si te despiden, con el apoyo de tu familia y tu esfuerzo, conseguirás trabajo.
Puede. O puede que te perpetúes en el paro.
Lo que es seguro es que seguirá habiendo individuos como el personaje de Clooney, que despedirán sin dar explicaciones, sin pestañear.
Es tiempo de releer a Víktor Frankl.
Enhorabuena por la entrada y por el tono. Es difícil hablar de la plaga de la "autoayuda" sin levantar la voz, jeje.
ResponderEliminarPor cierto, no he visto la película, y si tu intención era que los lectores quisieran verla, pues lo has conseguido.
Un saludo,